EL RUGIDO.

Os pongoen situación...
Caminando por el Paseo de la Palmera en dirección al estadio Benito Villamarín, por la acera de la derecha.
Mi ojo derecho, como todos sabéis, continúa eternamente cagado por una paloma.
Al cruzar por un semáforo, a mi derecha, zona por donde no veo casi nada, vino a mis oídos un rugido infernal.
En fracciones de segundo di un respingo hacia mi izquierda para intentar evadirme del previsible ataque del animal hambriento que estaba a mi derecha.
¡Otro rugido!
-¡Coño! ¿Qué está pasando en Sevilla a las diez de mañana?
¡Otro rugido!
Me apresuré a llegar al final del paso de peatones, y al volver la cabeza hacia la derecha para ver lo que me podría atacar; observé, en la segunda fila de vehículos que esperaban el semáforo, una moto del tamaño de un elefante y con un rugido digno del león de la Metro-Goldwyn-Mayer cada vez que el interfecto le retorcía las orejas o puños a la moto.
¡Por Dios, que susto!
Un sustillo para empezar la mañana, ¿A quién se le ocurre irse a andar al Paseo de la Palmera tan temprano?



Foto extraída de la página: unabrevehistoria.com



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