LOS COCHINOS.

Mi amiga Carmelita, más bien, la que era clienta de Charo, tiene una cuñada, Rosa, que es muy docta en el arte de los refranes, las sentencias, y las curiosidades.
El otro día la señora se dejó caer con una sentencia breve pero concisa:
-"Las personas son como los cochinos".
El ser humano, o, el cuerpo de una persona, es como un cochino (o como un cerdo, como prefiráis)
El ser humano, aparte de parecerse físicamente al cochino; muchos de sus órganos son materialmente idénticos, y así me lo confirmaba mi padre, que aparte de encargado del mercado de abastos era también el encargado del matadero municipal, y me contaba que el veterinario D. Ángel de Cáceres se lo decía así. El ser humano también tiene reacciones de cochino.
Se amolda a todo, lo mismo vive en el fango, cubierto de mierda; que lavado y perfumado en el palacio de las mil y una noches.
Lo mismo se alimenta de sobras y hasta de ratas, que se puede convertir expresamente en un sibarita.
Aguanta el sol, al igual que el frío, y el agua.
Y lo peor de todo, es que muchas veces, para nuestro prójimo, para nuestra familia, para los compañeros de trabajo, para los amigos, somos unos verdaderos cerdos, y también cerdas que conste.





Foto extraída de la página: marcianosmx.com

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