ALFAJORES.

Cada cual en una casa tiene sus gustos particulares; todos, en teoría correspondemos con los gustos comunes, obligados o voluntarios, referentes a la rutina diaria.
Pero todos tenemos una comida representativa (a mí me encantan las patatas fritas con huevo, jamón y coca cola), una ropa especial (me encanta la vaquera, aunque la mayoría de mi existencia he tenido que vestir de corbata y chaqueta); o un dulce que nos guste en particular, (para mí los roscos de vino y las "hojaldrinas", en este caso debería decir "hojaldres" porque "hojaldrina" en sí, no existe en la RAE)
Y como gusto para paladares exclusivos, y desde que tengo uso de razón, están los alfajores.
Desde que las nubes de la memoria me traen algo a ella, cuando mi madre compraba la caja de mantecados surtidos "El Mesías", le atacaba siempre a los roscos, que no les gustaban a nadie, y a los alfajores que le gustaban a todos.
Pero desde pequeño, en casa, en la familia, a los alfajores los llamábamos: "mojoncitos de perro" ; porque es lo que parecen a simple vista.
Pero hay unos "mojonazos de perro", que dejan los marranos que tienen perros como hipopótamos en la calle, que no tienen nada que ver con la delicia que es un alfajor.
¡Habrá que cambiarle el nombre!



Foto extraída de la página: recetin.com


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