Murió en medio de la selva, en un
paraíso lejano donde solo estaba él para darle sepultura, ella había sido su
amiga, su compañera, su amante, su esposa, pero había claudicado ante el empuje
imparable de la malaria, no pudiendo superar la enfermedad.
Pensó por un instante como debía enterrarla para que su alma descansase en paz; y recordó lo que le contaba su tío, un sacerdote presbítero de Sevilla, la ciudad más bonita del orbe.
- Mira Felipe, las inhumaciones deben ser siempre con el cadáver mirando al este, a la salida del sol, exceptuando las de los clérigos, que lo harán mirando al oeste. Cuando nos levantemos, estaremos cara a cara, y os dirigiremos por última vez a la vida eterna. Quizas....
Pensó por un instante como debía enterrarla para que su alma descansase en paz; y recordó lo que le contaba su tío, un sacerdote presbítero de Sevilla, la ciudad más bonita del orbe.
- Mira Felipe, las inhumaciones deben ser siempre con el cadáver mirando al este, a la salida del sol, exceptuando las de los clérigos, que lo harán mirando al oeste. Cuando nos levantemos, estaremos cara a cara, y os dirigiremos por última vez a la vida eterna. Quizas....
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