Miguel había invitado a cenar a Carmen para celebrar el día de su cumpleaños; el restaurante tuvo la delicadeza de encenderles una vela y servirles una botella de cava en una cubeta con hielo.
Pidieron la comida, y degustando una ración de vieiras a la plancha, él, sacó del bolsillo de la chaqueta un paquete bien liado en papel de regalo, un papel dorado con corazones rojos.
Ella esbozó una sonrisa cómplice mientras lo miraba a los ojos; y el, dibujó un aro níveo con el humo de su cigarrillo.
- Me he esmerado, te he traído unos regalos de cumpleaños muy caros.
Sin más dilación, nerviosa y un poco acelerada, Carmen abrió el lazo que cerraba el paquete, deslió cuidadosamente la envoltura y leyó para sí lo escrito en letras caligrafiadas con delicadeza en un pergamino...
"Para ti: mi lealtad, mi amistad, mi tiempo, mi honestidad y todo mi amor; ah, y este ha sido mi último cigarrillo".
Todo fue sellado con un beso. Mientras sonaba de fondo la canción de Bobby Vinton: "Sealed with a kiss."
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