OBSESIONARSE.

Hakim había caído en una trinchera abandonada huyendo de una muerte segura; estaba obsesionado con la guerra, pero en estos momentos su obsesión por conservar la vida primaba sobre cualquier otra.
Oía silbar las balas, y lo que era peor, el lanzamiento de granadas que estallaban cerca de donde se encontraba.
Ciertamente no sabía si esa trinchera pertenecía a los suyos, o en cambio, podría ser de los enemigos, pero en esos momentos de congoja recordó cuando era niño y todo lo que le rodeaba estaba condicionado a la guerra...
¡Todos estaban obsesionados con la puta guerra!
La obsesión es como estar atrapado en tierra de nadie; uno saldría si pudiera, pero no sabe por donde le pueden venir las balas.
Así que es mejor quedarse en la trinchera y taparse los oídos y la cabeza.


Foto extraída de la página: sp.depositphotos.com


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