LA GARGANTA DEL DIABLO.

Alejandro era un chico muy atrevido, osado, y valiente; una tarde paseaba por el lindero de la garganta del diablo, despistado, pensando en sus cosas.
Hacía meses, quizá hiciera años que las cosas no le salían bien, mal en el trabajo, regular en casa y peor con la chica con la que salía.
Esa tarde decidió bajar al fondo de la barranca para ver qué había allá abajo.
Se agarró a las ramas que adornaban las paredes y empezó a bajar; de pronto la rama con el nombre de su amigo Miguel, se rompió en pleno descenso y Alejandro se precipitó hasta el fondo. Miguel se había ido hacía solo unos días. Miraba hacia arriba y se le hacía un mundo intentar subir, las caras de su jefe, de sus padres, de su novia y de Miguel aparecían sucesivamente en las copas de los árboles de la boca de la garganta, mentalmente se preguntó qué le estaba pasando.
Y llegó a la conclusión que había caído irremediablemente en una depresión.


Foto extraída de la página: tripadvisor.com


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