Jóse, como todas las tardes-noches acostó a su hijo temprano; era necesario que el pequeño descansara bien después de una jornada plagada de actividades, debía reponer fuerzas para el día siguiente.
-Papá, le preguntó el niño, ¿Qué es la felicidad?
El padre se quedó un poco absorto, sobre todo porque no sabía exactamente como responder a la pregunta de su pequeño en ese momento.
Se acercó a la ventana y miró al horizonte; había sido una tarde bastante lluviosa, con tormenta, pero hacía poco que había escampado.
El arco iris estaba naciendo...
-Hijo, la felicidad es como un arco iris, no se ve nunca en la casa propia, aunque esté; solo se ve sobre la casa ajena.
Tienes que aprender a ver tu propio arco iris.
Foto extraída de la página: elcorreoweb.es |
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