SUPREMACÍA.


Pesaban muy poco pero aplastaban sueños, a ella le pesaban poco en los labios las palabras que dañaban a Mario, así se imponía a su inteligencia; tenía la necesidad de mantener la autoestima de Mario por los suelos, ese era el espejismo de su supremacía; incluso dejaba que él decidiera, previa amenaza de que no hiciera lo contrario de lo que ella deseaba.
Todas las fantasías, e ilusiones de Mario, fueron pisoteadas. Nunca un parabién, un elogio, un aplauso; mejor hubiera sido ser sordo, pensaba Mario, quizás así ella no hubiera podido reducir sus sueños a silencio, porque para Mario, ella era el  silencio mismo.


Foto extraída de la página: mentsalud.com


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