Su padre también le dejaba conducir la furgoneta cada madrugada; él era aprendiz, y lo primero que debía dominar era la conducción porque eso significaba su seguro de vida.
Cursaba estudios de visión nocturna sin aparatos especializados, se preparaba físicamente para fortalecer sus músculos; corría, saltaba y se esforzaba en la escalada, era un auténtico atleta.
Una noche en la que el padre guardaba cama arropado por su fiebre, decidió tomar la iniciativa, sin permiso, enfrentándose a su propio destino; mas no era consciente que tenia una asignatura pendiente, la de ser invisible para los guardias civiles y los dueños de las fincas.
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