EL PROTESTO.


Hace muchos, pero muchos años, los botones del Banco teníamos que ir sobre las dos de la tarde, creo recordar, al Colegio Notarial sito en la calle San Miguel de Sevilla para llevar las letras impagadas y no reclamadas para su protesto, no quiero decir que lo que voy a contar pasara en estos tiempos, pero así me lo contaron y así os lo cuento.
Una tarde, supongo que después de relacionar todas las letras recibidas de todos los bancos, y antes de realizar el protesto como la foto que se adjunta, cuentan que uno de los notarios D. Fulano, observó una letra a cargo de una persona avalada por su madre, una dama de la alta alcurnia de Sevilla.
El Notario llamó a la dama para decirle lo que pasaba, que iba a protestar una letra de un millón de pesetas, a cargo de su hijo y por ende con su aval.
La señora le dijo que esperara, por favor, que en la tarde pasaría a resolver el asunto.
La dama, llegó al despacho de D. Fulano, la hicieron pasar, y se sentó frente al notario en actitud expectante...
- Doña Mengana, esta mañana ha dejado el Banco una letra a cargo de su hijo, por impago, y siento comunicarle que usted está de fiadora de la letra, lo que quiere decir que voy a tener que iniciar el expediente a usted también. 
- D. Fulano, mi hijo dice que no ha aceptado ninguna letra; y yo, por supuesto, no he garantizado nada.
¿Me permite que observe la firma detenidamente para confirmarle que no es la mía?
-Claro que sí señora.
-La dama, cogió la letra de cambio en sus manos, la miró de arriba abajo, se puso las lentes de cerca para ver la firma, hizo un gurruño apretado con la letra, se la metió en la boca, le pegó cuatro vueltas y con un poco de agua que había en un vaso de la mesa del notario, se la tragó enterita.
¡Desaparecida el arma y las pruebas del delito, el delito no existe!
Creo que al notario, su generosidad, le costó la llamada a Doña Mengana un milloncejo de pesetas de aquellos entonces.
Cosas de las altas esferas.




Foto extraída de la página: todocoleccion.net

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