Cuando una persona está enferma, demasiado enferma, y llega la noche, los fantasmas, y esa maldita señora vestida de negro con guadaña, pululan de lado a lado del pasillo bordeando repetidamente la cama del enfermo.
Recuerdo, en las ocasiones que he tenido que sobrellevar ese trance en la familia, que las personas mayores que rodeaban a la persona que agonizaba decían:
La noche es muy mala, a ver si hay suerte y amanece ya de una vez.
Y sí, es cierto que con la caída de la tarde las "calenturas" se disparan y las enfermedades encuentra un caldo de cultivo para hacer de las suyas.
Pero al alba, los fantasmas son derrotados, por lo menos de momento.
Olvidando los sueños, desterrando las pesadillas, disipando a la noche, apagando las estrellas, difuminando a la luna; ¡El alba vencerá tornando el carbón en diamante!
Que esa luz ilumine siempre nuestro camino.
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Foto extraída de la página: ciudad redonda.org |
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