El yin y el yang, la risa y el llanto, la felicidad y la tristeza, un sinfín de etcéteras, que como dije un día, serían mejores si fueran grises.
El gris es el color ideal, como clamaba el arriero: ¡Ni "so" que pare ni "arre" que trote!
Ni muy rico, ni muy pobre, normalito.
Ni muy guapo ni muy feo, normalito.
Ni alto ni bajo, normalito.
Ni un artista ni un negado, normalito.
Ni simpático ni aburrido, normalito.
Todo en esta vida tiene dos caras, la cara y la cruz, pero como más engaña una moneda es cuando cae de canto.
Aún una vida feliz no es factible sin una medida de oscuridad; y la palabra felicidad, perdería su sentido, si no estuviera equilibrada con la tristeza.
Es mucho mejor tomar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad.
Y disfrutar de una felicidad opaca.
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Foto extraída de la página: twitter.com |
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