El hecho de relacionarse con la gente tomando vino (o alcohol) viene de tiempos ancestrales; no había reunión grande, divertida, fastuosa, en la que no radicara el vino.
También en la Biblia, el primer milagro atribuido a Jesús llevaba vino, y para más inri, en la última cena tomaron vino y lo convirtió en su sangre.
Volviendo al vino, es una forma muy habitual de entablar una amistad, una relación, y recuerdo no hace mucho que se cerraban muchos negocios detrás de una copa de vino.
Pero el alcohol tiene muchos problemas añadidos a parte del físico-hepático-hipertenso, y es el problema de la lengua y de la personalidad.
Con el alcohol la lengua se desata, perdemos la vergüenza, el recato y la compostura, y casi siempre nos comportamos como realmente somos en nuestro interior.
Con la primera copa el hombre bebe vino; con la segunda el vino bebe vino, y con la tercera, el vino bebe al hombre. Y con copas mayores ni te cuento.
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Foto extraída de la página: regalosgourmetonline.com |
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