ROSTROS SIN CARA.

Tengo una amiga con un nombre duro por un lado, si la sufres, no a ella,  a su nombre; y por otro lado excepcional si la disfrutas; también muy absorbente si la tienes que trabajar. Ella hace honor a su nombre, es apasionada de la naturaleza, de la libertad, del campo, de la lectura, y de un montón de cosas más a las que se dedica con "Pasión".
Trabaja en una residencia de ancianos con horarios complicados y con una labor ardua en estos momentos que nos ha tocado vivir.
Me decía el otro día que los abuelos y las abuelas las llaman a ellas y a sus compañeras los rostros sin caras.
Esa maldita mascarilla que nos ha escondido y sigue escondiendo nuestro rostro nos oculta la cara de las personas, sus gestos, sus muecas, e incluso sus tics.
Esperemos que más pronto que tarde podamos volver a sonreír con la sonrisa de nuestra cara.
Siempre he tenido la costumbre de llamar a las mujeres: ¡guapa!; de un tiempo a esta parte les digo: "Guapa, eso espero"


Foto extraída de la página: sp.depositphotos.com


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