OLVIDOS.

-Amigo, me decía un ex-amigo, un Domingo de Ramos de hace cinco o seis años; necesito trescientos euros, estoy fatal de efectivo, tengo que pagar mañana "Lunes Santo" una letra sin falta y no tengo dinero.
- Mira, solo te puedo prestar cien, es lo que tengo.
- Pues eso mismo, ya me las apañaré.
Después de darle el dinero, y después de casi 40 años trabajando en un banco, supe ciertamente que no volvería a ver ni el dinero ni al amigo, ni los otros que le prestaran el resto tampoco.
Hay personas a las que les haces mil favores, pero cuando le pides solo uno, se escapan por la tangente.
En cuanto a las ofensas, hay muchas veces que hay que olvidarlas, o si no, archivarlas en la carpeta basura del cerebro, que es donde no te acuerdas de ellas; pero ojo, siguen estando ahí como todo lo que te ha pasado en la vida.
En fin, no olvidaremos las ofensas para que la ley de Murphy se cumpla.
Nada se olvida más despacio que una ofensa; y nada se olvida más rápido que un favor. 


Foto extraída de la página: somospsicologos.com


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