NO SE VA A NINGUNA PARTE.

El chico se había duchado efusivamente agotando casi la capacidad del agua caliente del calentador eléctrico; se había afeitado las pelusillas que, de cuando en cuando, le salían en la barba y que habían sustituido a los malditos barrillos que habían señalado su cara durante varios años.
Salió perfumado, que mareaba un poco, liado en la toalla de baño, camino de su cuarto para vestirse y acicalarse.
Subió, y como siempre, dejó la toalla húmeda engurruñada en la baranda de madera de la escalera, y mira que le he dicho mil veces que la humedad es mala para la madera, pues caso omiso.
Bajó guapo y esbelto, las caminatas están haciendo su efecto, y eso que todavía no se había peinado.
Entró de nuevo en el baño y se atusó los cabellos, creo que durante media hora aproximadamente.
Le pregunté:
- ¿Adónde vas tan arreglado y guapo?
- No se, por ahí.
-¿Pero te quedas por aquí o vas a otro sitio?
-No se, depende, no se si voy a ir a alguna parte...
-Pues ten en cuenta que no se va a ninguna parte si no se tiene una idea clara del puerto de destino. 
-¡La quiero papá!
-Es suficiente puerto para arribar esta noche...
-¡Suerte hijo!

Foto extraída de la página: artstation.com


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